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Historia del Flamenco

PRIMERAS REFERENCIAS


Las "modulaciones" y "melismas" que definen al género flamenco, pueden provenir de los cantos monocordes islámicos, otros atribuyen esta creación al pueblo gitano, que se cree que provienen de la India.
Los primeros "Gitanos" que llegaron a España lo hicieron por Zaragoza. segun consta en una "cedula de paso" del 12  enero de 1425 y por un tiempo de tres meses todo esto en epoca del Rey Alfonso V de Aragon "El Magnanimo" (1416-1458). 
Esta cedula menciona a un tal Don Juan "Conde de Egipto Menor" (región del Peloponeso-Grecia) que viajaba con un grupo de unas 30 personas. Tambien consta que en 1462 este grupo fue recibido en Jaen por el Conde Miguel Lucas de Iranzo.
Para ser recibidos por estos Condes ellos decían que eran obligados a vagar por el mundo durante siete años, como penitencia, porque decían que habían sido perseguidos por los Sarracenos y obligados a abjurar la fé cristiana. 
Los reyes del momento "según lo que ellos contaban", les obligaron a presentarse delante del Papa, que les dió una penitencia y también credenciales para que fuesen bien recibidos dondequiera que ellos fuesen. 
Se sabe que al principio fueron bien recibidos porque el carácter misterioso de sus orígenes había dejado una impresión profunda en la sociedad medieval. Pero en el espacio de algunas décadas, la curiosidad se transformó en hostilidad por causa de su particular idiosincracia.
Precisamente del nombre "Egipto Menor" surgiría la palabra "Gitano", la  llegada de estos a Andalucía esta fechada el 22 de noviembre de 1465.
El primer escrito en que se describe tanto a una gitana como a un gitano bailando pertenece a Miguel de Cervantes, que los describe en la obra "La Gitanilla" de 1613.
No se puede olvidar la cultura pre-existente a la llegada de los "Gitanos", tanto los salmódiales de la cultura judía, los cantos musulmanes y las canciones populares mozarabes.
Se piensa que el primer "Palo" fue "La Tona", este cante no se acompañaba ni de guitarra ni de baile y su zona era entre Cadiz, Jerez de la Frontera y Triana.
Uno de los problemas en el Flamenco es trazar la información ya que toda es oral hasta los años 1900. Tenemos a Demèfilo, el cual escribe desde 1882 hasta 1888 la enciclopedia en once volúmenes de "Las Tradiciones Populares Españolas" y en el volumen primero trata de " Fiestas y costumbres Andaluzas", en 1881 escribe "Colección de Cantes Flamencos".
Demèfilo es seudónimo de Antonio Machado Álvarez nació en Santiago de Compostela 1848 y murió en Sevilla 1893, era escritor, antropólogo y folklorista español, primer flamencólogo español, padre del poeta Antonio Machado. Con anterioridad a el poco tenemos.

DE DONDE PROVIENE LA PALABRA FLAMENCO

Como todo en el flamenco antiguo es misterioso. para la palabra  "flamenco", existen tantas teorías como gustos, pero la más aceptada pertenece a Blas Infante que en su obra "Orígenes de lo flamenco y secretos del cante Jondo", escrita en los años 20 y editada por primera vez en 1980. Según el, la palabra es árabe y significa "campesino errante" que es "Felah-Mengus". 
De todas las teorías existen algunas interesantes como las formuladas por Demèfilo, explica que los gitanos llamaban "gachos" a los andaluces, y los andaluces llamaban a los gitanos "andaluces", esta denominación se encuentra en la noche de los tiempos.


PRIMIGENIOS  CANTAORES.

Se cree que el primer cantaor de la historia fue el jerezano "Tío Luís de la Juliana", pero nunca se ha podido demostrar, ya que nunca se ha demostrado su existencia.
Hay que citar a "El Planeta", del cual se duda si nació en la Bahía de Cadiz, en Puerto Real, se sabe que cantaba por "Seguiriyas" de su propia creación, y tambien por "Tonas".
Su principal alumno fue "El Fillo", gitano gaditano que tuvo una relación con "La Andonda", ella le llevaba muchos años. Esta era una hembra de rompe y rasga, bebedora y pendenciera, llegando a decir de ella: "La navaja y el insulto eran sus inseparables, y tan claro y tan terminante aparecía su deseo de matar o de morir, llegó a inspirar un terror como el que puede producir una loba entre los corderos".
Probablemente "La Andonda" fue la primera mujer en cantar por "Solea", aunque ya se sabia de muchas familias en "Triana" que eran cantaoras como "Los Pelaos" y "Los Caganchos", a los que tambien se les puede atribuir este palo.
En un principio "La Soleá" surgió como cante bailable, hasta que los alfareros del barrio sevillano  comenzaron a hacer estilos sin acompañamiento no sujetos a compás.
En aquella época también se cantaba por Romances y por Martinetes, estilos entroncados con la "Toná".  Paralelamente, en Jerez y Los Puertos se desarrollan importantes núcleos flamencos. casi todos los grandes cantaores jerezanos, tanto como "El Loco Mateo", "Manuel Molina", "Diego el Marrurro", "Joaquín Lacherna" o "Mercé la Serreta" , que luego se trasladaría a Utrera. En la Bahía hacen historia "El Ciego la Peña", "Curro Durse", "Enrique el Gordo" o Enrique Jiménez Fernández "El Mellizo". 
Sin embargo, aquella etapa, llamada "hermética" por Ricardo Molina y Antonio Mairena en su libro "Mundo y formas del cante flamenco", sigue siendo una incógnita para los estudiosos, pues hay pocos documentos escritos que aporten luz a los análisis. Poco después, en cambio, todo se transformaría. La herencia que un niño llamado Silverio Franconetti recibió de El Fillo en Morón de la Frontera sería clave para el futuro de un género que hasta entonces no había salido de las fiestas particulares.

ARTESANADO GITANO.

La actividad principal de los gitanos en Sevilla fue la herreria, los no gitanos eran principalmente castellanos, pero el gremio de ellos no estaba muy consolidado.
Otros gitanos se dedicaron al hospedaje, la mayoria de las ventas y mesones estaban en sus manos, tambien se dedicaban a trasquilar animales. El lugar de residencia principalmente fue Triana en Sevilla, consta que en 1783 ahi vivian la mitad de la poblacion gitana.
La debilidad numérica del artesanado sevillano es una constante histórica, no es pues extraño que los gitanos fuesen realmente indispensables para la fabricación de herraduras y clavos. Esa posición clave en la economía sevillana dio lugar a un núcleo de familias herreras inmune de hecho a las persecuciones.
La presencia secular de este conjunto de gitanos, bautizados y contribuyentes de generación en generación, era notoria pero no pública.
Es decir, todo el mundo sabía de su existencia y naturaleza, aunque los documentos oficiales prefiriesen no reflejarlo. 

ENTORNO GEOGRAFICO

El flamenco no se puede explicar fuera de Andalucía, de su entorno, de su cultura, de su economía, de su geografía. Y es a lo largo de dos siglos que este se va consolidando hasta llegar al flamenco que hoy conocemos.
Muchos se hacen acreedores de ser la cuna del flamenco, ahora bien lo único cierto es que la cuna es Andalucía. El cante en este territorio no es homogéneo, y en ello influye la geografía como factor innegable en que no exista la misma intensidad, expresividad, o cadencia musical en el flamenco.
Hacia el este y al oeste limita con el Mar Mediterráneo y con el Océano Atlántico respectivamente, mientras que al norte lo hace con la Sierra Morena que la separa de la Meseta y al sur con el Estrecho de Gibraltar que la separa del continente africano. Esto nos hace pensar en el diferente carácter que puede tener el pueblo andaluz.

Otro factor no menos importante es el entorno económico del pueblo andaluz a lo largo del siglo 19, la revolución industrial afecto de lleno al los habitantes de Andalucía.
El reparto de la tierra era muy desigual, la estructura latifundista venia desde muy antiguo, los grandes patrimonios estaban en mano de la nobleza, la iglesia y un numero importante de propietarios laicos. Había una clara diferencia entre la Alta Andalucía y la Baja Andalucía, en la baja predominaba las grandes explotaciones y en la alta el nivel de pequeñas explotaciones era dominante. Todo esto infiere una sociedad muy polarizada y con diferencias sociales prácticamente insalvables, el trabajo familiar del campesinado era la subsistencia.
Geográficamente la Alta Andalucía engloba Las Alpujarras, El Valle de Lecrín, La Comarca de Alhama, La Vega de Granada, Sierra Mágina, Sierra de Segura, Sierra de Cazorla, Sierra Sur de Jaén, La Subbética, Sierra de Cádiz, Serranía de Ronda, Sierra Norte de Sevilla, Sierra de Huelva.
La Baja Andalucía engloba La Vega del Guadalquivir, La Comarca de Sevilla, El Aljarafe, El Bajo Guadalquivir, Las Marismas del Guadalquivir, Doñana, la Costa Noroeste de Cádiz, la Bahía de Cádiz, La Janda, la Campiña de Jerez, El Condado, La Comarca de Huelva y la Costa Occidental de Huelva.
La idea y la esperanza del reparto de tierras en Andalucía presidieron las luchas campesinas contemporáneas; puede decirse que constituye una de las señas de identificación de las aspiraciones del campesinado andaluz cada vez que las circunstancias históricas permitieron que tales aspiraciones pudieran tener posibilidades de ejecución. El "reparto", en cierta forma, ha entrado a formar parte de la mítica y mística campesina de Andalucía.

Es así que nos podemos encontrar con tres triángulos importantes del flamenco.

Sevilla / Lucena / Cadiz
Ronda / Triana / Cadiz
Morón / Jerez de la Frontera / Ronda


Hay algunas consideraciones a tener en cuenta, pensando en lo que era la Andalucía de hace unos 150 años. El cante nació en un entorno de gente del campo de escasa cultura, es por eso que no hay una tradición escrita y la oral se va desvirtuando, tambien hay que tener en cuanta que los poblados distantes de cinco kilómetros era todo un mundo. Como mucho se veían una vez cada tantos años, las carreteras solo se podían transitar en verano eran muy polvorientas en que los medios de trasporte para las personas que tenían algo más que otras eran un burro.
Como ejemplo una persona que viviese a unos 30 kilómetros de la mar, no sabia lo que era una playa en toda su vida. Vivian en jergones, que eran telas rellenas de paja a modo de camas y con una manta para cubrirse. Los nacimientos no se registraban, es por ello que hasta los años 30 según la aldea existen lagunas.
El cante era gente que cantaba tanto en los momentos en que duramente trabajaba y en sus momentos de descanso, contaban esos cantes, la vicisitudes de sus vidas, tanto los casamientos que las llamaban alegrías, y los noviados en los que participaba todo el pueblo (eran aldea de pocas personas), y todo lo que fuese algo fuera de lo rutinario se expresaba en cantos.
Cada pueblo creaba sus propios sones en función a los cantaores y el ánimo que tuvieran.
No es lo mismo una persona que estuviera en la zona costera de Andalucía, que en cierta forma tenían más alegrías que una persona distante de unos 40 kilómetros que vivían en la serranía y el entorno era más agreste.

LA OPERA FLAMENCA

El concurso de cante jondo de Granada de 1922 y la decadencia de los cafés cantantes marcaron el comienzo de una nueva etapa del flamenco: la opera flamenca. Probablemente se trata de la época más criticada y de menos prestigio, en la que el arte flamenco se incorporó a nuevos escenarios.
Primero, se trasladó a los teatros y más adelante, a los escenarios de gran formato, como las plazas de toros y los recintos de gran capacidad. Es el momento de las troupes en gira por todo el territorio, cuando el flamenco pasa de los ambientes íntimos de los cafés cantantes a las multitudes de los grandes espectáculos, y convive con otro tipo de representaciones como el humor o la acrobacia. Una etapa en la que grandes empresarios, como Vedrines, vieron en los espectáculos de gran formato un negocio redondo.
El nombre de opera flamenca no tiene ninguna relación con la opera que actualmente conocemos, y tampoco es debido a que se trate de espectáculos de gran formato, sino que, este nombre se debe simplemente a una razón tributaria por parte de los promotores de los espectáculos. Los empresarios que realizaban opera o espectáculos de carácter instrumental, sólo tributaban un 3%, mientras que el resto de espectáculos tributaban un 10%.
Sin embargo, no fue un cambio radical, y de forma paralela a los espectáculos de gran formato, coexistían también el music-hall y las fiestas flamencas privadas en los reservados.
Por otro lado, se disparó la aportación teatral y cinematográfica de los artistas flamencos. Fue la época de figuras como Marchena, Pepe Pinto, Niña los Peines o Manolo Caracol. Este nuevo formato del flamenco se prolongará durante dos largas décadas y convivirá con géneros como la zarzuela y la copla. 

EL FLAMENCO EN CATALUÑA

La llegada del flamenco a tierras catalanas se produce a los inicios del género, cuando su variedad estilística aún se encontraba en gestación, es decir, entre finales del siglo XIX y principios del XX. Su variedad estilística se forma por las aportaciones personales de artistas como Chacón, Serneta, El Mellizo, etc.
Pero en Catalunya el arte flamenco no solamente asentó raíces en Barcelona, aunque es cierto que fue en el entorno de la ciudad condal donde se concentró la mayor parte de la actividad. Otras ciudades como Tarragona, Lleida, Sabadell, Girona o Manlleu también participaron en la creación del organigrama del flamenco catalán.
El asentamiento de los gitanos catalanes, junto con el fenómeno migratorio andaluz (tanto de gitanos como de payos), fueron hechos primordiales para el desarrollo del flamenco en Catalunya. Pero no se puede atribuir el origen exclusivo del flamenco a los gitanos, pese a que han participado de manera decisiva.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, un grupo de artistas catalanes plasmaron en sus obras un interés por todo lo relacionado con el flamenco y Andalucía. Esta temática fue aire fresco para todos ellos y una fuente de inspiración renovada. Escritores, músicos y pintores catalanes crearon obras basadas en la nueva tendencia y dejaron un fondo de patrimonio artístico de gran valor.

CAFES CANTANTES.

A mediados del siglo 19 nacieron los "Cafés Cantantes", el inventor fue Silverio Franconnetti y Aguilar, Sevilla 10 junio 1831, Sevilla 30 mayo 1889. Hasta ese momento por lo general los cantaores famosos no vivían de su arte y necesitaban trabajar en otras profesiones para poder vivir.
Los "Cafés Cantantes" eran por lo general un salón lo más amplio posible y decorado con espejos y carteles de toros, en el que además de las sillas y mesas destinadas al público se levantaba el tablao donde actuaba el cuadro flamenco, habia un bar y se accedía a el previo pago de un billete.
En el año 1885 abrió Silverio un café propio, en la calle Rosario de Sevilla; después otro, en la de Amor de Dios. Este café era de un tipo distinto, situado en una casa Sevillana con patio de columnas y una fuente en medio, pero la cuestión no era el aspecto.
Los Cafés Cantantes representan el lugar en el que el Flamenco tras una primera época de exhibición restringida, aparece ante un público muy numeroso, y deja de ser un arte minoritario para alcanzar difusión y arraigo popular. Los Cafés Cantantes estaban instalados alrededor de un patrón general
Los Cafés Cantantes que existieron durante los años comprendidos entre 1847 y 1920, surgieron en razón lógica de unos hechos naturales. Por un lado, el auge que toman en toda Europa los Cafés Cantantes con espectáculos.
Es la época más prolífica que se ha llegado a llamar La Edad de Oro del Flamenco. En esta época florecen los cafés cantantes, desarrollando el flamenco todas sus facetas; la instrumental, la de cante y la de baile, hasta fijar definitivamente lo que pudiéramos considerar clasicismo de lo "jondo".
El baile adquiere un esplendor sin precedentes, siendo éste el mayor atractivo para el público de estos cafés cantantes y se da un gran impulso a la guitarra, como complemento fundamental e indispensable para el cante y para el baile.
Hay que decir que Silverio Franconnetti fue el primer cantaor profesional. Y en 1880 formaría sociedad - aunque sólo por unos meses - con Manuel Ojeda Rodríguez llamado El Burrero y con Frasquito el Manga, para explotar otro café, situado en la esquina de las calles Tarifa y Amor de Dios, el famoso Café de la Escalerilla.
No obstante, el proyecto artístico-comercial de Silverio culminaría con la apertura de otro café, esta vez situado en la calle Rosario 4, llamado "Café de Silverio" (también "Salón de Silverio"), que se convertiría en fragua artística de una serie de cantaores, entre ellos Antonio Chacón y Enrique el Mellizo.

CAFES CANTANTES EN PARIS.

Desde principios del siglo XX, los bailes andaluces conocieron un éxito significativo en la capital francesa. Muchos artistas, hastiados por los lupanares en los que se habían convertido la mayoría de los cafés cantantes en declive, trataban de labrarse un porvenir en París, capital cultural por excelencia.
La exposición universal de París en 1889 fue el primer evento en el que se organizaron grandes fiestas españolas. Tuvieron lugar en el Cirque d'Hiver donde no faltaron representaciones de cante y baile flamencos, como las de Juana la Macarrona que bailó por primera vez delante del público francés. Para este acontecimiento, se trajo a doscientas bailarinas y bailaoras españolas todas ataviadas con trajes pintorescos (largas faldas, mantones, moño y flores en el pelo). Bailaron el fandango, el tango, el vito, la jota, o sea bailes folclóricos regionales españoles conocidos, pero también otros, como las alegrías, ignorados por los espectadores galos.
Estos espectáculos tuvieron tanto éxito que en la segunda exposición universal organizada en París en 1900 también acudieron otros grupos de flamenco.
Aquel entusiasmo por los espectáculos participaba, en efecto, del ambiente musical español que reinaba en la capital francesa. En estos años, muchos músicos como Granados, Albéniz, Turina y Manuel de Falla se instalaron en París.
Fue a raíz de estas exposiciones cuando los cabarets y los music-halls abrieron sus puertas a espectáculos de baile o danza española. El auge que conocieron en Francia estos establecimientos dedicados a la canción fue anterior a los cafés cantantes españoles.
Ya desde los años 1860 empezaron a abrir sus puertas la Gaité Lyrique (1868), Les Folies Bergères (1869), Bobino (1880), el Moulin Rouge (1889), el Bataclan (1892), el Olympia (1893).
En los años 1920 se produjo una verdadera avalancha de bailes y cantes españoles en la capital francesa. Rebasaron los límites del music-hall para acceder a otros escenarios de mucho renombre: la Sala Pleyel, la Sala Gaveau, el Teatro del Châtelet, el Teatro de los Campos Elíseos, el Teatro Fortuny, el Teatro Fémina, el Teatro de la Magdalena y el Teatro Marigny se contagiaban de la fiebre flamenca.
La cartelera de los teatros también hablaba por sí misma: en 1920, Amalia Molina, con el
espectáculo Goyescas, canta en el Olympia junto a otros artistas como Amparito Medina, Raquel Meller y el Trío Gómez (famosos por su jota aragonesa); el mismo año, Nati la Bilbainita baila un zapateado gitano en les Folies Bergères; en 1924, La Argentinita actúa en el Alhambra (music-hall situado en el distrito 11 de París); de enero a febrero de 1925, el Teatro de la Cigale presenta Flores y Mujeres de España, con coreografía de José Viñas; este mismo año, se estrena el Amor Brujo de Falla en la Ópera de París; del 9 al 15 de abril de 1926, María Albaicín inaugura su espectáculo Gitanerías, en el Apollo Music-hall; la semana siguiente, el Ópera Music-hall presenta varios cuadros titulados "España de la alegría", "España romántica", "España gitana", "España de los toreros", bailados por el bailaor El Estampío (famoso por su baile El Picaor) y la Joselito; por fin, en 1930, el Trío Gómez y Lolita Benavente triunfaban en el Moulin Rouge.

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