Era la Malena cañí muy juncal,
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como una medalla de bronce fundío.
Y hecho con la sangre del mismo metal,
Jesús el platero su amante rendío.
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Era la pareja calé más feliz
que jamás en Serva la Vari se vio.
Pero la Malena se escapó de allí
y a la mala vía sin pena se echó.
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Y así decía el gitano,
al ver que como monea
roaba de mano en mano:

Estribillo

Ay, María Magdalena,
que a tos tus besos le has dao
rosas de carne morena.
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Por lo mucho que has pasao,
yo te perdono, mujer.
Por lo mucho que has amao
y me has hecho padecer.
Vuelve otra vez a ser mía,
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vuelve otra vez a ser buena.
Pero vuelve arrepentía,
ay, María Magdalena.

Pobre del platero que solo queó.
La burla lo hiere, la pena lo mata.
Y hoy el duro bronce que altivo se altó
tiene la cabeza cubierta de plata.
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Hasta que un buen día la vio de venir
y a sus pies llorando la cañí se echó.
Pa que me perdones he venío aquí,
como a Magdalena Jesús perdonó.
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Y al verla triste y llorosa,
así le dijo besando
su cara de dolorosa:

Estribillo

Que a tos tus besos le has dao
rosas de carne morena