Lleva ya casi un siglo
con un nombre en la boca,
y jamás lo pronuncia
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delante de la gente.
Es el nombre de un hombre
que bordó como loca
en sábanas de hilo,
desesperadamente.
Cuando llega la noche
su pesar desemboca
en canción sin palabras,
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amarilla y doliente.
Y en el mar del espejo
su sonrisa retoca
por si acaso aquel hombre
volviera de repente.
Señorita
la llaman el juez y el escribano,
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que conocen sus años
y su pena infinita.
Señorita
el muchacho, el niño y el anciano,
cuando vuelve del rezo
o sale de visita.
Y al mirar sin anillo
la nieve de su mano,
el pueblo soberano
la llama señorita,
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señorita, señorita, señorita.
Señorita
le dice la gente maliciosa,
al notar su pintura,
apagada y marchita.
Señorita, el cartero
al verla ruborosa
preguntar por la carta
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que tanto necesita.
Y ella misma al mirarse
tan sola y ojerosa,
con rabia dolorosa,
se llama señorita,
señorita, señorita, señorita.
Señorita | Manolo EscobarRetour à la liste
